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"LA CASA DE JUNQUILLOS" (ensayo segundo) Chiloé, pese a ser una isla y tener una de las ciudades más antiguas del país, (Castro, 1967), posee, aún ahora, lugares donde nadie ha llegado; por eso, en los tiempos del anterior relato, atravesarla de Este a Oeste llegando hasta el pacífico, a pié, remontando cumbres, cruzando bosques, vadeando ríos, constituía una verdadera hazaña que muy pocos habían hecho, muy pocos se atrevían siquiera a intentarlo, para la gran mayoría de los Chilotes era una quimera, solo era una ilusión o simplemente ignoraban la existencia de la otra orilla, no formaba parte de sus habituales inquietudes. Si, que preocupaba a un reducido grupo que siempre estaba viendo las posibilidades de emprenderlas desde un punto cercano a la ciudad. Uno de los integrantes había hecho la travesía por el sector Norte de la Isla en tres oportunidades; el hombre "transmitía" en colores, mas bien entre sus familiares, entre sus amistades, en su trabajo, en los bares acerca de este maravilloso y casi desconocido aspecto de Chiloé, logrando con ello acrecentar la atracción hacia la aventura. Dicen que un tal Juan Gallardo que tiene campo por las montañas de Gamboa, ha llegado hasta el otro lado. ¡Vamos a preguntarle! Falso, don Juan sólo las pretensiones. Que por Llicaldad... Que por Nalhuitad. Nada, por ahí se topa con el bosque imponente y tupido. Cuentan que en la desembocadura del Río Ñango se ven los restos de un galeón español; dicen... Hasta que se presento la ocasión que cuenta Alamiro y ¡allí nos embarcamos!. En el año del relato, 1962 solamente dos rutas más o menos fáciles para acceder al Pacífico; desde Ancud a Bahía Cocotué (mar Brava) península de lacuy desde Huillinco, en bote a remos, o a motor navegando por el lago (12 millas) hasta llegar al legendario Cucao; también era posible, con serias dificultades desde el Km. 25; paradero del añorado trencito hasta la desembocadura del río Chepu para continuar hacia el sur alcanzando lar frente a Isla Metalqui con su, entonces, impresionante loberia, ha si mismo, con otros obstáculos (arrastrar el bote en los bajos, sobre los enormes caídos, sortear rápidos) tomando el Río Butalcura que en su andar en busca de la mar, se junta con el Coluco y con el Puntra, los tres hacen el Chepu donde la navegación es más expedita. El rumbo seguido en esta oportunidad es harto escabroso siendo sus 32 kilómetros los que más tropiezos tienen, hecho hace muchos años por algún buscador de oro, parcialmente, por alerceros que remotaron esas cumbres tras la preciosa madera, ahí están los troncos señalando las colosales dimensiones que debieron poseer los milenarios y nobles árboles sacrificados; posteriormente fue recorrido por interesados en criar ganado vacuno a orillas del oceáno, lejos de miradas indagadoras; ahora la senda esta más despejada y su recorrido constituyen un desafío muy atractivo páralos jóvenes con aspiraciones que van más allá del horizonte inmediato. Ruta difícil, ya lo dijimos, por eso, más de alguien hubo de lamentar el no haber atendido las recomendaciones dadas por gente con experiencia en estos trotes. ¡Nada de bebidas alcohólicas antes ni durante el viaje! ¡Los casados dejen las "despedidas" para la vueta! ¡Prepárense como si fueran a disputar el título de campeón de fútbol! Lo dicho; uno de los testaduros, a lo más o menos 500 metros de subida, no dio más con su maltratada humanidad, con un gemido se dejó caer al suelo: ¡No puedo seguir! ¡Déjenme aquí! ¡Yo me vuelvo! El amigo con el que compartía las fatigas del ascenso t largos tragos de whisky, se hizo cargo de la situación: ¡Ustedes avancen, alcancen a los demás; dos vuelvan con uno de los "pilcheros". Ahí lo subiremos! ¡Yo me quedo con él! Los que regresaron con el caballo salvador, encontraron a los camaradas sentados al pie de un hermoso ulmo (Eycryphia cardifolia) durmiendo cabeza con cabeza ¿Lección aprendida Sr. Mollera dura? ¡Sí, mi buen caballero! Sí cuántas lecciones en estos esfuerzos: Este salmón es mío; ¡Yo lo pesqué! Ah, sí? ¿Quiénes van remando? Alamiro, Hugo,Waldo y al timón, Iván, ¿Andas solo, acaso? En el momento del reparto de la pesca: Yo hago los montones y Uds. Eligen! Ten fe en ti mismo, así podrás seguir adelante! Como tú mi ración, yo no tengo hambre! En qué forma tan honda y rotunda se mete por todos los sentidos esta "dulce Patria Chica" nuestra. Muchas veces, en aquellas duras excursiones cuando la lluvia y él cansancio parecían no tener fin, nos preguntamos ¿quién o qué me mando a meterme en esto y venir? ¡No lo hago más! Pero, a unas cuantas horas del regreso y de descanso, los deseos de retornar comenzaba a cosquillar en la piel, en la mente y en el espíritu hasta convertirse en una obsesión, en una inquietud urgente de satisfacer. Nostalgia: volver a sumirse en el oloroso bosque nativo, cruzar ríos y montañas para al fin llegar a aquellas playas, pararse ante la grande Mar Océano, solo, sintiéndose como si fuera el único hombre sobre la tierra, solo de cara a esa magnífica inmensidad, escuchando la sobrecogedora sinfonía en la que cada ola, cada rompiente aporta con un acorde distinto, solo frente a uno mismo, sintiendo cómo, en nuestro mundo interior, las las dudas, las confusiones, las grandes penas, las grandes alegrías van cobrando claridaden procura de una justa ubicación y armonía. Solo, dando gracias por el privilegio de estar allí, satisfecho de haber conseguido superar los obstáculos que es como triunfar sobre las propias limitaciones debilidades y temores. El maestro Alamiro, indica la conveniencia de explotar los productos de tierra y de mar en esos sectores. Sí, todo está bien en la idea, pero en la realidad hay que preguntar ¿Quién controla el manejo del asunto? Sabemos que hay ojos azules y ojitos rasgados que tienen puesta sus ambiciones miradas en nuestra mar y en nuestro bosque nativo (uno de los pocos que van quedando en el planeta ). Tenemos indicios de cómo se las traen estos cuando deciden explotar una zona, realmente... la explotan tenemos noticias de cómo actúan los pesqueros que faenan frente a nuestras costas. Estamos informados de la manera de cómo se está acabando el erizo, algunas fábricas reciben ejemplares de tamaño poco mayor que un cadillo, sin repetar las dimensiones exigidas. En la explotación de la madera ocurre, en la menor escala, algo similar. Frescos están los trágicos, amargos recuerdos de "la locura del loco", fue una auténtica "fiebre del oro" con todo su equipaje de avaricia violencia y destruccion. Por mar y tierra el hombre a varias playas y caletas intocadas del litoral Oeste, atropellador, prepotente, ciego a la belleza, atento solamente a satisfacer su ambición por loque su arribo costituyo una verdadera profanación, una evidente violación. Y el pelilo... la luga... los venaditos... ¿Para qué seguir? Caminos transversales sí, salmones y la magnífica labor que, pese a las limitaciones de todo tipo, esta realizado Conaf en el Parque Nacional de Chiloé (entre otras cosas, ha abierto senda y construído refugios entre Cucao y Abtao). El estado no dispone de los medios materiales y humanos suficientes para el control adecuado destinado a evitar la depredación, así mientras no se garantice una severa y efectiva vigilancia, es mi opinión que las cosas continúen como loha venido haciendo el chilote hasta ahora, el hombre tratando de conquistar su medio brindando su esfuerzo tesonero y la tierra mar devolviendo en frutos ese empeño: una entrega mutua, signo del verdadero AMOR. Autor : Cesar Vera Werner Email: werold@123click.cl ( castro, Enero de 1988 ) |
ANTERIORES "LA CASA DE JUNQUILLOS", ensayo primero José Alamiro Vera Andrade "LA CASA DE JUNQUILLOS", ensayo segundo Cesar Vera Werner EL COLUMPIO BAJO EL TECHO Nicolás Gutierrez Obreque EL TIEMPO ES IMPLACABLE... Luis Velazquez EL ANCIANO Y EL NIÑO DE CHILOÉ Camilo Chacón Sartori LA ISLA DESCONOCIDA Camilo Chacón Sartori LA VIDA ES PURO RUIDO ENTRE DOS INSONDALES SILENCIOS Lua Grimalt UN CUENTO CON ALAS Constanza Gutierrez PASA EN UN TREN Draco Maturana ECLIPSE DE UN NIÑO Constanza Gutierrez ECLIPSE DE UN NIÑO (2) Constanza Gutierrez UN PERRO LADRANDOLES A LAS PAREDES Nicolás Gutierrez EL OTRO ES TU HERMANO... Draco Maturana BORDE DE RIO Draco Maturana COMO CONOCI AL ABUELO Constanza Gutierrez O. EL ASALTO Draco Maturana EL HOMBRE QUE QUERIA VOLAR Draco Maturana PAJAROS INTRUSOS Nicolás Gutierrez Obreque NAVIDAD EN LA ISLA Draco Maturana |
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