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Operativo médico en Inio,
al sudeste de la Isla Grande de Chiloé
Por Gladys Aguilar S.
 A eso de las 3:30: am del día 16 de marzo, un grupo de avezadas personas del ámbito de la salud, fue a hacer un operativo médico, a la distante localidad de Inio, al sudeste de la Isla Grande de Chiloé, un pedazo de Chile que no sale identificado en el mapa, y hay quienes ni han escuchado, siquiera nombrarla.
En el puerto de Quellón, una patrullera de la Armada, L.P.C Díaz, esperaba como siempre una vez al mes a la ronda que conduciría al médico, matrona y técnicos paramédicos de Quellón; pero cual fue la sorpresa que había nuevos tripulantes, médicos especialistas desde Castro que, "haciendo patria" se atrevieron a subirse a la nave. Subían así, el Ginecólogo y Director del Hospital de Castro, Dr. Luis Ferrada, El Cirujano, Dr. Alejandro López, la Pediatra Amanda Contreras, y Dr. Omar Vejar.
Todo era tranquilo, hasta que amanecía, el Corcobado desde lejos miraba
con impaciencia a estos viajeros que por primera vez iban a conocer el Golfo; fue realmente una aventura; nadie quedó impávido a las sacudidas del mar. Tres horas y media de navegación no dejaron "vivo a nadie..." La mayor sorpresa fue cuando los 27 niños de la Escuela unidocente del poblado, salió a recibir a estos esporádicos visitantes.
Estabamos en la punta este de Chiloé, casi dando vuelta para ir a Cucao... -menos mal-, era un estero, no era el mar en su inmensidad. Mientras se reponían del viaje, el profesor recién llegado de Temuco, dejó la única sala de clases para dar marcha a la cuadrilla de médicos, enfermera y técnicos paramédicos, que por primera vez en Inio, realizarían un operativo de especialidades médicas, con la idea de educar y prevenir en torno a los problemas de salud.
De a uno iban llegando las personas de la comunidad, que no son más de 150, el más lejano vive a una hora del lugar en bote... para la Yaneth fue una sorpresa encontrarse con el Dr. Ferrada en Inio, "el Dr. Ferrada, no lo puedo creer, aquí en esta tierra"; así, en la improvisada sala de clases, separada con cortina, atendían a los lugareños, a veces con el sólo afán de conversar. Tienen tan pocas oportunidades de ver gente diferente a ellos, que no tienen miedo de dar a conocer sus necesidades, entre ellas, la más urgente, de contar con una posta con un técnico paramédico, para no tener que arreglárselas sola.
El cura, no llega hace como un año medio, no han podido terminar con la Iglesia por falta de apoyo, lo mismo pasa con todo, se sienten al fin del mundo, no tomados en cuenta, a pesar que ahora tienen a esperanza de que el camino va a llegar. Cuesta creer en las autoridades, se han demorado tanto tiempo en ir a verlos, que nos es de extrañar...
Entre conversa y conversa, la Dra. Contreras atendía, era la más demandada, porque una de las cosas importantes que ha hecho Inio, es tener niños; a los 27 de la Escuela, se suman dos o tres hermanitos más chicos. Es un lugar de personas jóvenes, que han ido contruyendo entre ellos mismos, debe ser por lo lejano a cualquier centro urbano. Viven de la extracción marina, en este período se da el erizo en abundancia, después viene las algas, el pelillo y la luga.
El Dr. Omar Vejar, médico familiar y Director de la Unidad de Gesttión Provincial de Salud, atiende a los hombres, quienes trabajan en el mar y que han tenido poca oportunidad de ver al médico, aprovechan de contar todos sus "males". En la otra división de la cortina, esta el Dr. López, escuchando a un hombre hablar de sus dolores a la columna, ¡debe ser el trabajo!, época de cosecha para que las empresas pesqueras lleguen hasta el apartado lugar, a comprar sus productos.
Las estructuras se ven bien, las personas desoladas, a pesar de que cuentan por algunas horas con electricidad y con antena para ver televisión; hay un teléfono, sólo usado para emergencia... cosa que los habitantes tratan de prevenir para no tener que viajar hasta doce horas según el carácter del mar.
Después de esto, volvimos con una rara sensación de haber estado en otro mundo o a lo mejor en éste, y las personas aún más cercanas a la realidad de lo que estamos acostumbrados a vivir, ellos conocen el rigor del tiempo, del mar y a las desventuras de vivir en la punta de la Isla...
Gladys Aguilar S.
Marzo del 2001.
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