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Cárdenas en Chiloé (o adiós Santiago Maldito)
 No deja de resultar extraño la presencia de un pintor eminentemente urbano, o de la urbe, en lugares como Chiloé, Talca y Concepción. Ciudades tan cercanas a su propio lugar de nascimiento, Tomé. ¿Ajuste de cuentas con la vida que tempranamente lo alejó de este sur? Quien Sabe. Lo cieto es que la temática urbana y pop de la pintura de Hugo Cárdenas nada tiene que ver con el sur tan bello y tranquilo que transita en postales, películas y teleseries, especialmente de Chiloé.
Entonces mejor será que nos remitamos a un pequeño análisis semiótico de lo indicado entre paréntesis, idea del mismo Cárdenas. "Adios Santiago Maldito" se puede interpretar de la manera convencional, es decir Adiós a la mierda que hay en Santiago: pero también surge una segunda lectura, más interesante aún y que estoy seguro está en el inconsciente de este artista y que es "Adios Santiago, Maldito". Y es chao Santiago, pero se lo dice a alguien, a un maldito. Un maldito que podría ser él mismo. Una paradojal despedida; pues cuando Cárdenas no está pintando en su taller, cuando no es un maldito, ya no es Cárdenas. Fuera de su contexto (de su taller unbicado en calle Domeiko, en pleno centro de Santiago) resulta imposible siquiera pensarlo. El pintor se quedó entonces en la urbe, eso que les quede claro.
Sin embargo, su obra, sus pinturas siguen siendo las mismas aquí o en cualquier galería de Santiago, y eso es lo importante en esta exposición. Pinturas realizadas principalmente después de la exposición en el MAM, constituyen el sello de un artista que poco a poco ha ido dejando lo urbano para instalarse en otro lugar, tal vez resarvado para los aristas visuales o abstractos y no para los pintores figurativos en extinción, como Hugo Cárdenas. Sin embargo ese lugar sólo se puede apreciar observando el detenido trabajo con que pintó las calles que rodean su taller. Sé que la gran mayoría de los trabajos aquí reunidos pertenecen a esta etapa y precisamente sirven para explicar -si cabe aquí esa palabra-la evolución de un pintor que ha ido abandonando el paisaje urbano para reemplazarlo con el paisaje de su mente, en curiosas combinaciones, en donde el blanco y negro también tiene su sitio.
Algunos se preguntarán entonces si su manera de trabajo ha cambiado y yo diría que en esencia no. No se equivoquen; estamos frente a un pintor contenido. Lo que ha cambiado entonces es que ha dejado de pintar el paisaje tal cual (una foto de una calle santiaguina) y se ha dedicado a la difícil tarea de la composición (muchas fotos ahora se transforman en una sola pintura).
Más de uno se puede desilucionar con esta exposicióno preguntarse legítimamente porqué no están las pinturas más actuales de Hugo Cárdenas. Pero sin este ejercicio urbano -acabado hasta sus últimas consecuencias-, o sea sin esta exposición no es posible apreciar lo que actualmente hace este pintor, que se niega a cualquier convencionalismo y que, como él mismo dice, si en Chile hubiera una vanguardia, él estaría ahí.
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